Uno
de los primeros conceptos que se estudian al comenzar un curso de economía es
la definición de “Externalidad”.
Estoy
segura que alguna vez has oído su nombre. ¿Qué son las externalidades? Y, ¿Por
qué son tan importantes en esta disciplina?
Una
externalidad es el efecto no compensado de las acciones de un agente (Empresa,
individuo…) sobre el bienestar de un tercero. Es decir, el impacto que causa
una persona sobre otra, sin que se compense ese impacto. Por ejemplo, una
externalidad puede ser el perro de tu vecino que no para de ladrar y te
despierta todas las noches. En este ejemplo el acto del perro de tu vecino te
afecta indirectamente porque no te deja descansar las horas que te gustaría y,
esa molestia no está compensada porque no recibes nada que te beneficie a
cambio. U otro ejemplo podría ser el olor a pan recién hecho que te entra por
la ventana porque tu otra vecina hornea pan todas las mañanas. En este segundo
caso, disfrutas el olor del pan que tanto te gusta pero no tienes ningún coste
a cambio de ese beneficio.
Volviendo
a la definición, me falta decirte que hay dos tipos de externalidades, las
positivas y las negativas. Leyendo los ejemplos anteriores, ¿Podrías decir cuál
es la externalidad positiva y cuál la negativa? ¡CORRECTO! El perro que no te
deja dormir corresponde a la externalidad negativa y el olor del pan recién
hecho a la externalidad positiva.
Pero,
fíjate en una cosa muy importante, las dos te afectan y sin embargo, no hay una
compensación por tu parte, ni pagas para oler todas las mañanas el pan, ni te
pagan por aguantar los ladridos del perro cada noche.
Pues
bien, en la vida cotidiana hay muchas actividades de naturaleza económica que
causan externalidades y tanto las empresas como los gobiernos tienen que
tenerlas en cuenta. ¿Por qué? Porque las externalidades son un fallo de mercado
que deben solventar los gobiernos y por parte de las empresas hay que tener en
cuenta el coste de la externalidad a la hora de producir y de analizar el
impacto en el entorno interno y externo de la empresa.
Los
gobiernos de los distintos países y de las diferentes uniones de países trabajan para intentar paliar los daños colaterales que unos individuos provocan
a otros. Por ejemplo, la Unión Europea ha puesto en vigor la ley C.A.F.E que
compromete a las empresas del sector automovilístico a vender automóviles que
no generen más de 95 gramos de CO2 por kilómetro recorrido. Esta nueva ley
impacta de forma positiva al entorno medioambiental de los países de la unión
acercando sus niveles de contaminación a los fijados para los objetivos de
desarrollo sostenible del 2030.
Otro
ejemplo claro y en el que se respaldan las políticas sociales es el mantenimiento
del Estado del bienestar del que todos nos beneficiamos en los países
desarrollados. Los gobiernos intentar mantener el nivel de bienestar
interviniendo en la economía. Por ejemplo, si nos fijamos en EEUU o en barrios de
ciudades donde hay gran desigualdad podemos ver la relación directa entre
pobreza y criminalidad. En estos casos los gobiernos implantan ayudas sociales
como prestaciones en especie o ayudas económicas como una renta de subsistencia
para que la desigualdad disminuya y la pobreza de unos no desencadene (Debido a
la escasez de recursos) en violencia o robos hacia otros. Socialmente el coste
es menor cuando hay mayor igualdad porque los individuos de renta baja influyen
menos de forma negativa a las personas de alta renta.
Por
cierto, en el párrafo anterior he hablado de ayudas en forma de “prestaciones
en especie”, ¿A qué me refiero con eso? Estas prestaciones son transmisiones
sociales por ejemplo la educación obligatoria que garantiza acabar con el
analfabetismo en un país.
En
el ámbito fiscal también se tienen en cuenta estas externalidades, por ejemplo
un fumador o una persona que consume gran cantidad de alcohol, tiene mayor
probabilidad de utilizar la sanidad pública que una persona que no lleva a cabo
estos actos en su día a día. Es por esto que los productos nocivos para la salud
contienen un número mayor de impuestos.
Para
terminar, te voy a dejar una curiosidad. ¿Sabes cómo se les llama a las
personas que gozan de externalidades positivas? ¡Atento/a! En economía les llamamos
“Free rider”, la traducción sería “Viajero sin billete”. Hace años un profesor de la universidad me dijo que los
vecinos del estadio del Rayo Vallecano son unos “Free-riders” ya que desde sus
ventanas pueden disfrutar de los partidos que se juegan en el campo sin pagar
entrada y en efecto, es un muy buen ejemplo de un auténtico "Free rider"
A
partir de ahora serás capaz de observar el entorno que te rodea e identificar
las externalidades positivas y negativas que causan otros agentes sobre ti.
Además, puedes analizar las leyes y las políticas desde varios puntos de vista.
Cuando anuncien una ley que no te beneficia a ti directamente, piensa si
indirectamente te beneficia. (Imagina que gracias a unas rutinas tus vecinos
consiguen que el perro ladre menos por las noches, tú descansarás más y todos
tendréis un mayor bienestar. Lo mismo ocurre con las políticas de tu entorno)