El
otro día leí algunos de los cambios que se habían realizado a lo largo de
nuestra historia debido a las diferentes pandemias.
Os
voy a dejar los ejemplos que más me llamaron la atención:
Uno de ellos era la
peste negra (1347-1353) y su relación directa con el declive de la servidumbre y
el aumento de la intolerancia a las minorías (Especialmente la intolerancia a
judíos y romaníes). Otro ejemplo que se mostraba era la viruela (Siglo
XV-XVII), esta pandemia facilitó el proceso de colonización de las Américas y aceleró
la riqueza mineral dedicada a la explotación de oro y plata causando una
inflación masiva en el Imperio español que revolucionó los precios y transformó
la forma de valorar el dinero (Fue un momento decisivo para el capitalismo
actual).
Aparte
de estos ejemplos había otros que me llamaron la atención como la propagación
del SIDA (1980) y el impacto (negativo) social que tuvo en la comunidad LGTBIQ
o el impacto del SARS (2002-2003) en la población de Hong Kong que hizo que aumentara
el uso de mascarillas y la regularidad con la que se desinfectan las calles y
zonas públicas hoy en día.
Cuando
terminé de leer este artículo, pensé ¿El COVID-19 qué impactos tendrá a largo
plazo? A corto plazo hemos visto caídas en las bolsas más importantes del
mundo, cambios en las relaciones personales, estamos acostumbrándonos a ver a
nuestros seres queridos a través de videollamadas o también, vemos modificaciones
en la forma de trabajar, por ejemplo en la expansión del teletrabajo (Es verdad
que el teletrabajo estaba más desarrollado en otros países europeos y que
España no tenía tanta experiencia, pero aun así es una gran transformación en
nuestra forma de trabajar a escala mundial).
Con
todo esto me vino a la cabeza una teoría económica que estudié en la
universidad y que me parece que puede ser una alternativa para nuestro ritmo de
vida y que puede ser uno de los cambios que vengan de la mano del COVID-19. Se
llama “La teoría del decrecimiento”, la verdad es que en clase no le dimos mucha
importancia, pero a mí me llamó muchísimo la atención, sobre todo lo que me
llamó la atención es que no tuviera tantos seguidores como otras teorías y
además, me parece que esta teoría encaja con los objetivos de desarrollo
sostenibles impuestos para el 2030, con la economía circular y con los efectos
ambientales del COVID-19.
Os
voy hacer un breve resumen sobre esta teoría a ver que pensáis (Sé que el
nombre “decrecimiento” puede asustar debido a que estamos educados para el
“crecimiento”).
La
teoría surgió en los años setenta y viene a decir que vivimos en un planeta
finito con recursos limitados y que debido al desarrollo tecnológico y nuestra
forma de vida, vivimos como si habitásemos en un planeta infinito. Es decir, la
teoría dice que no podemos crecer de forma ilimitada y que el ritmo de
crecimiento que deriva a un sistema de hiperconsumo no nos da la felicidad, si
no que se traduce en una mayor destrucción de nuestro entorno, mayor
contaminación, deforestación, extinción de especies, catástrofes naturales, sequías,
etc.
Esta
teoría no es lo contrario al crecimiento, si no “crecer decreciendo”. Los
pensamientos y afirmaciones de esta teoría se respaldan indicando que el
crecimiento económico no siempre es desarrollo económico, ni cohesión social,
ni mucho menos disminución de la desigualdad (De hecho Estados Unidos tiene un
gran Producto Interior Bruto que suele ir acompañado de crecimiento económico y
sin embargo, tiene uno de los mayores índices de Gini que es sinónimo de
desigualdad). También dan gran importancia al impacto medioambiental de las
últimas décadas y de la explotación de los recursos de los países más pobres
por parte de los países más ricos. Por último, se presenta el capitalismo como
un sistema que ocasiona crisis periódicas y por ende, graves efectos
colaterales sociales.
Abre
el debate sobre reducir el nivel de producción y de consumo. Es un cambio de
paradigma en el que proponen que el aumento de productividad desarrollado por
las inversiones tecnológicas se utilice para trabajar menos y producir lo
mismo. Esto último os lo voy a explicar con un ejemplo que oí al profesor
Carlos Taibo, y que aparte de causarme una sonrisa me hizo entender mucho mejor
la teoría del decrecimiento:
Varios
misioneros fueron a la amazonia brasileña y visitaron a un grupo de indios que
se dedicaban a la tala de árboles con herramientas antiguas. Los misioneros al
ver las herramientas tan obsoletas que utilizaban, les regalaron un cuchillo.
Pasaron los años y uno de los misioneros volvió a ver a los indios y les
pregunto “¿Qué tal con el cuchillo?” A lo que un indio le contestó “Muy bien,
nos hace el trabajo diez veces más rápido” Y el misionero afirmó “Genial,
habéis multiplicado vuestra producción por diez”. El indio lo negó y dijo “No,
hemos multiplicado por diez nuestro tiempo de ocio, la producción es la misma”.
En
este ejemplo vemos como el tener una tecnología más sofisticada no tiene porqué
multiplicar la producción de forma proporcional (Puede dedicar ese aumento de
productividad a aumentar la producción por un lado, y a invertir en ocio o en
actividades sostenibles, por otro lado).
Por
si os interesa y queréis buscar más información os diré algunos de los
seguidores de esta teoría: Georgescu Roegen (Matemático y economista), Serge
Latouche (Economista), Carlos Taibo (Politólogo).
¿Cómo
vais? Es una teoría que contrasta con lo que conocemos y no quiere decir que se
pare la producción y que sea una producción cero, sino producir de forma más
sostenible aprovechando los grandes avances de la tecnología. Es una teoría que
pone al ser humano y al planeta en el centro de la vida. Es un poco
sorprendente, pero, ¿A qué es curiosa? Tiene una parte ética y otra política.
Los
seguidores de esta teoría dejan claro que no tendrá desempleo, sino una
reestructuración de los sectores económicos y una mayor importancia de los
sectores sociales. A mí este argumento me recuerda a la revolución industrial,
cuando los obreros se quejaban porque iban a desaparecer sus puestos de trabajo
y sin embargo, lo que ocurrió fue que se crearon otros puestos distintos. (La
Falacia Ludita). Además, los expertos dicen que los puestos de trabajo que
conocemos hoy en día, no serán los mismos puestos de trabajo que habrá dentro
de 50 años.
Lo
que si trae consigo esta teoría es un gran reto, si esta teoría fuese el nuevo
sistema económico, se tendría que hacer en paralelo con una sensibilización de
la población y con el surgimiento de nuevos movimientos sociales.
Personalmente,
creo que estamos ante un nuevo paradigma económico y social. Todo está
cambiando a nuestro alrededor y tenemos que reaccionar antes de que sea tarde.
Hay estudios que afirman que los recursos se acabarán antes de lo que pensamos
y no es sorprendente que los recursos estarán en manos de los poderes políticos
y económicos, creando escasez en la mayoría de la población y resurgiendo
conflictos y políticas de odio propias de situaciones de escasez y pobreza.
Un
estudio realizado por WWF muestra que los seres humanos de la Tierra vivimos
como si tuviéramos en media 1,7 planetas tierra a nuestra disposición (España
en media vivimos como si tuviéramos 2,4 planetas), esto indica que nuestro
ritmo de consumo es mayor que el ritmo al que se regeneran los recursos
utilizados.
¿Vosotros
qué pensáis? ¿Creéis que vamos encaminados a una alternativa parecida a esta
teoría? ¿Estamos yendo a otro paradigma? ¿Qué veis más viable? ¿Qué efectos
creéis que puede tener esta pandemia? ¿Creéis que el COVID-19 y los objetivos
de desarrollo sostenible para la agenda 2030 incentivarán esta teoría o la
economía circular?
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